martes, agosto 30, 2016

Acadar a excelencia

Interesante este documental sobre a educación en Finlandia, sobre todo polas caras de abraio...

sábado, agosto 27, 2016

Leer novelas fortalece el Aparato Imaginario

Un artigo de Millás que paga a pena:


Ahora bien, añado, todos estamos de acuerdo en que lo que llamamos realidad es algo muy defectuoso. No hay más que asomarse a la ventana o leer el periódico para advertir que la realidad es una porquería. Todos estamos de acuerdo en que conviene mejorarla, pero cómo mejorar algo cuya matriz está repleta de defectos. ¿No sería más sensato trabajar en la matriz que en la realidad que esa matriz genera? Pongamos un ejemplo más claro, les digo. Pensemos en la sala de proyección de un cine. A veces, la imagen sale distorsionada, pero a nadie se le ocurre pensar que el problema está en la pantalla, que no es más que una sábana, sino en el proyector. Hay que actuar, por tanto, sobre el proyector. En la realidad, sin embargo, nos pasamos la vida intentando arreglar la pantalla, cuando lo que está mal es nuestra cabeza. Si fuéramos capaces de amueblar bien nuestra cabeza, la realidad extramental mejoraría en seguida como efecto secundario. Hay que actuar, pues, sobre el Aparato Imaginario, pero cómo actuar sobre algo cuya existencia no está reconocida. Tendríamos que aceptar que existe para, en un paso posterior, mejorar su funcionamiento.
Como no hay ninguna esperanza de que eso vaya a suceder (al contrario, la enseñanza está cada vez más dirigida al conocimiento de lo meramente cuantificable), termino recomendando a los alumnos que lean novelas, pues ése es el modo más eficaz de fortalecer tal aparato. Cuando uno lee una buena novela, les aseguro, es más sabio que antes de haberla leído, aunque no sea capaz de explicar por qué. El problema es que vivimos en un mundo donde aquello que no se puede cuantificar no existe. Todas las campañas de promoción de la lectura caen sin excepción en la trampa de asociar la lectura a la adquisición de conocimientos prácticos. Si lees, te dicen, sabrás dónde se encuentra el Polo Norte. Y no es eso, no es eso. Si yo aprendiera hoy a dividir, podría irme a la cama asegurando que sé una cosa más. Pero si leo Madame Bovary habré aprendido también infinidad de cosas que no sabía antes, aunque desgraciadamente no se puedan enumerar ni cuantificar. Es más, hay un tipo de conocimiento sobre la realidad que solo se puede adquirir a través de la literatura. Si ustedes me lo permiten, les diré que todas las campañas que he conocido a favor de la lectura desde que tengo uso de razón no tenían otro objeto que ser la apariencia de una campaña a favor de la lectura. Me recuerdan las que se hacen a favor del transporte público, cuyo objetivo no es otro que el de aparentar una preocupación por el tráfico que ningún representante municipal tiene.
Quienes usamos el metro, el autobús o el taxi de forma regular sabemos que si de verdad hubiera habido un empeño en crear una cultura del transporte público, las ciudades no serían lo que son. Pero continuamos gastando cifras increíbles en hacer túneles que cuando se inauguran se han quedado pequeños. No es cierta, pues, esa preocupación de la que hablan nuestros representantes municipales, porque si un día, de la noche a la mañana, la gente decidiera dejar el automóvil en casa, la situación sería tan extraordinaria como si desaparecieran los delincuentes. Hay que consumir gasolina, hay que consumir túneles, hay que cambiar de coche cada cuatro años.
Para que la gente lea es preciso crear la atmósfera en la que eso sea posible. No se le puede decir al ciudadano que deje el coche en casa al mismo tiempo de que se le informa de la construcción de un nuevo túnel. No se puede decir que uno está preocupado por la lectura cuando a ninguno de nuestros representantes se les ve jamás con un libro en la mano. Vayamos a las edades en las que, según dice todo el mundo, se hace un lector. ¿Cuál es la situación de nuestra literatura infantil o juvenil? ¿Cuántos debates sobre este asunto trascendental se han llevado cabo en los últimos diez años, por ejemplo? ¿Conocen ustedes un solo suplemento literario de la prensa diaria que dedique una sola página a la literatura infantil o juvenil de forma regular? ¿No será nuestra preocupación por la lectura tan aparente como la que los representantes municipales muestran por la situación del tráfico?
No profundizaré más en estas contradicciones, pero permítanme añadir que hubo, desde mi punto de vista, en algún momento de la historia de la enseñanza, un suceso catastrófico a partir del cual se jodió todo. Me refiero a ese instante en el que se comenzó a pensar que bastaba, para conocer el mundo, con los contenidos de la ciencia y del pensamiento racional. A partir de ese instante se nos empezó a hurtar toda aquella información sobre la realidad de la que había sido proveedora el mito, la literatura de viajes, los libros de aventuras. El mito se dirige a una parte de nuestro ser a la que no se puede acceder de otro modo. Sin el cultivo de esa parte estamos incompletos. Peor aún, estamos inválidos y a merced de quien nos quiera manipular.
Hace unos años, cuando recibí precisamente un premio a la promoción de la lectura por un artículo publicado en EL PAÍS, afirmé que no se escribe para ser escritor ni se lee para ser lector. Se escribe y se lee para comprender el mundo. Nadie —dije entonces y aseguro siempre en los institutos y colegios— debería salir a la vida sin haber adquirido estas habilidades básicas. De otro modo se dependerá de quien las posea del mismo modo que aquel que no sabe hacer una tortilla o coser un botón depende de quien le hace la tortilla o le cose el botón. Por lo que se refiere a las tortillas, ya dependemos de las industrias especializadas en platos preparados, precocinados, predigeridos y previsibles. En cuanto a la lectura, se da el caso de que a medida que aumenta el número de personas alfabetizadas, aumenta también el número de las que no entienden lo que leen. Llamamos a esto analfabetismo funcional, si me permiten el juego de palabras, porque funciona muy bien: cada día estamos más torpes y dependemos más en consecuencia de las lecturas de la realidad que nos hacen los otros.
Con frecuencia se nos pregunta a los escritores por qué escribimos, pero no se pregunta a los lectores por qué leen. La respuesta sería idéntica, ya que, como señalé al principio, la escritura es un espejo de dos caras. En una de esas caras se mira el escritor y en la otra el lector, ambos a la búsqueda de una imagen articulada de sí mismos, del mundo. Saber leer, pues, es saber leer la realidad y encontrarse en disposición de estar o no estar de acuerdo con ella. Saber leer es saber leerse, construirse, cocinarse uno mismo, en lugar de tomar la versión precongelada, precocinada, predigerida y previsible de sí que ofrece el mercado de la autoimagen.
Curiosamente, el desarrollo de los alimentos precocinados ha sido paralelo al de la industria editorial de la autoayuda. En el primer caso se trata de hacer unas albóndigas sin pasar por la complejidad del sofrito y, en el segundo, de crearse una identidad sin aprender latín. Ambas cosas son posibles, desde luego, pero al precio de perderse lo mejor de la comida y de la vida. Aprender a leer es la premisa indispensable para interpretar la realidad, que es también el único modo de modificarla.

Cuando llego a este punto de mi charla en los institutos o colegios, suele producirse una caída en el estado de ánimo del auditorio. Es normal, quizá ustedes hayan empezado a fatigarse también, pues hemos perdido la costumbre de mantener fijada la atención durante mucho tiempo en alguien que habla sin interrupciones comerciales. Entonces saco un conejo de la chistera. El secreto es que lo saco limpiamente, sin trampa ni cartón. Les digo a los chicos y a las chicas que, de todas formas, en fin, si no leen para comprender el mundo, ni para modificar la realidad, ni para no ser manipulados, etc., lean al menos por dinero.

xoves, agosto 25, 2016

O Día da Ciencia en Galicia homenaxea ao químico Ignacio Ribas



O químico Ignacio Ribas Marqués será o homenaxeado este ano no Día da Ciencia en Galicia, a celebración promovida pola Real Academia Galega de Ciencias (RAGC) para reivindicar a importancia da investigación a través das súas figuras máis destacadas. A homenaxe, que coincide co vixésimo aniversario do falecemento do investigador, foi aprobada unanimemente polos académicos a conta do papel de Ribas como artífice do despegue da química orgánica en Galicia grazas aos seus traballos sobre a obtención de produtos naturais a partir de especies vexetais autóctonas, continuado pola numerosa escola de discípulos aos que formou.


Ribas, cos premios Nobel de Química Fritz Haber e Richard Willstater e o Premio Nobel de Medicina Ulf von Euler.
Ribas, cos premios Nobel de Química Fritz Haber e Richard Willstater e o Premio Nobel de Medicina Ulf von Euler.


Aínda que o acto académico de homenaxe terá lugar o 8 de outubro (coincidindo coa data de nacemento do Padre Feijoo), as actividades de difusión e divulgación sobre a figura de Ribas, que foi membro fundador da RAGC, estenderánse desde este primeiro trimestre do ano, coa colaboración das institucións científicas vinculadas ao investigador e da Fundación Barrié.
Ribas foi moi reivindicativo desde o comezo da súa carreira co financiamento da ciencia e coa conexión da investigación co progreso de calquera sociedade. Durante a inauguración do curso 1930-31 na Universidade de Salamanca, recén nomeado catedrático, aproveitou a súa intervención para defender que a investigación era o mellor método de ensino da química, denunciou o estado das universidades españolas –ás que acusaba de ser meras fábricas de títulos, “pobrísimas en produción científica”– e pediu que se aumentase o gasto en laboratorios e bolsas para os investigadores.
Nese mesmo discurso, nunha achega visionaria tendo en conta que se producía hai case noventa anos, aseguraba que onde hai moita ciencia hai moita industria. “Os países que non teñen ciencia son pobres, viven unha vida moral e material mediocre. No moral, son escravos dos prexuízos que enxendra a ignorancia. No material, viven sometidos aos poderosos”, afirmou. Esta visión levouno a apoiar a entrada de moitos dos 68 doutores aos que lle dirixiu a tese no sector empresarial para aplicar na industria o saber adquirido, nun esforzo moi particular a favor da transferencia de coñecemento, que el mesmo practicou colaborando con empresas como Zeltia, na actualidade Pharmamar.
Ignacio Ribas Marqués naceu en Palma de Mallorca en 1901 e viviu desde 1942 en Santiago de Compostela, onde faleceu en 1996. Logo de obter a súa licenciatura en química na Universidade de Valencia, iniciouse na investigación na Universidade de Madrid, como discípulo do prestixioso Antonio Madinaveitia, o seu director de tese. Completou a súa formación no Instituto Pasteur de París durante dous anos e en 1927 comezou a impartir clase en Madrid, ata que no ano seguinte gañou as oposicións á cátedra de química orgánica da Universidade de Salamanca, onde permaneceu ata 1941.
Durante ese período, entre 1934 e 1936, dirixiu o Laboratorio de Investigación de Química Orgánica que a Fundación Nacional para Investigaciones Científicas y Ensayos de Reformas fundou na Universidade de Salamanca. Logo da Guerra Civil, os seus méritos científicos e a súa consideración como o mellor continuador da escola moderna de química orgánica, que o convertían no candidato mellor situado para ocupar a cátedra na Universidade de Madrid, víronse superados por motivos políticos e o posto foille outorgado a outra persoa máis afín ao réxime franquista.


Ribas tiña distincións como a Medalla Castelao ou a Gran Cruz de Alfonso X El Sabio.
Ribas tiña distincións como a Medalla Castelao ou a Gran Cruz de Alfonso X El Sabio.


A pesar de que o seu mestre, Madinaveitia, e moitos dos seus colegas decidiron exiliarse, Ribas preferiu quedar e, tras un breve paso por Valencia, en 1942 fíxose coa cátedra de química orgánica e bioquímica da Universidade de Santiago de Compostela, na que permaneceu ata a súa xubilación en 1971.
Durante esta etapa, Ribas centrou as súas investigacións na obtención de produtos naturais procedentes de prantas autóctonas e da cortiza, co obxectivo de identificar novas substancias e poñelas en valor. Este labor foi o que lle valeu o maior recoñecemento a nivel internacional e o que creou unha escola con numerosos discípulos en Santiago.
O estudo dos compoñentes da cortiza permitiulle obter dela substancias con aplicacións na industria da perfumería. Tamén investigou a hormona xuvenil dos insectos, co obxectivo de desenvolver un insecticida ecolóxico, e o cornecho do centeo, este último en colaboración co Instituto Miguel Servet co fin de obter alcaloides con aplicacións médicas como facilitadores da expulsión da placenta e para evitar o sangrado despois do parto.
Sen embargo, o obxecto principal das súas investigacións foron os alcaloides das leguminosas. A xesta, a carqueixa ou o codeso permitíronlle obter substancias aínda non coñecidas que el bautizou con nomes tan curiosos como orensina, pontevedrina, coruñina ou santiaguina, en homenaxe á súa terra adoptiva.
Até mediados da dictadura non se recoñeceu oficialmente o seu traballo. Un dos pasos fundamentais neste sentido foi a concesión de apoio para a fundación e dirección do laboratorio de química orgánica do Consello Superior de Investigacións Científicas (CSIC) en Santiago, que foi o xerme do actual Instituto de Investigacións Agrobiolóxicas.
Autor de 157 publicacións científicas, cofundador e primeiro presidente do Grupo Especializado de Química Orgánica da Real Sociedad Española de Física e Química e creador da escola compostelá de química de produtos naturais, de gran prestixio internacional, Ribas Marqués deixou unha impronta en Galicia que estaba pendente de dar a coñecer á sociedade. No seu gremio, fóra xa recoñecida polo Colexio Oficial de Químicos de Galicia, que lle puxo o nome do científico aos seus premios.

Co paso dos anos, obtivo numerosas distincións, como a Medalla de Ouro da Universidade de Salamanca, o Premio de Ciencias do CSIC, a Gran Cruz da Orde Civil de Alfonso X El Sabio e o nomeamento como Doutor Honoris Causa pola Universitat de les Illes Balears. En Galicia, na liña do Premio Galicia de Investigación de 1987 e da Medalla Castelao da Xunta de Galicia que lle foi outorgada en 1991, a RAGC reinvindica agora a súa figura dedicándolle o Día da Ciencia.

mércores, agosto 24, 2016

Oito hábitos de estudo recomendados para estudantes

No hay excusas. Ni la suerte, ni la genética son las únicas responsables de que unos estudiantes obtengan mejores notas que otros. Tampoco se trata de algo contra lo que no se pueda hacer nada. Todo lo contrario. En gran parte puede deberse simplemente a la necesidad de cambiar tus hábitos de estudio. De modo que esta semana recomendamos un conjunto de hábitos y rutinas de estudio para los estudiantes aprendan a sacar el mayor partido y rendimiento a su tiempo.
De hecho, si analizamos los hábitos de estudio más efectivos en diferentes países y universidades, existen grandes coincidencias que apuntan a que existe un camino común para convertirse en un estudiante de éxito. A continuación repasamos varios:

Ocho hábitos de estudio recomendados para alumnos

1. Crea un plan de estudio
Aunque parezca básico, no lo es tanto, porque en realidad son pocos los estudiantes que planifican su trabajo. Está demostrado que un calendario de estudio te ayudará a organizarte y a concentrarte en lo importante para enfocarte hacia el éxito en tus estudios.
2. Estudia con tus propios apuntes
Algunos expertos lo llaman aprendizaje activo. Y es que el hecho de crear tus propios recursos a la hora de estudiar ayuda a asimilar y memorizar mejor lo estudiado. Eso sí, esto requiere disciplina y fuerza de voluntad y, sobre todo, no faltar a clase.
3. Realiza simulaciones de examen
Realizar simulacros de examen es una buena idea para ir preparados a la prueba real. Si te animas a introducir el factor tiempo y condiciones similares a las que encontrarás en el examen, por ejemplo si es de tipo test, online, etc.; esto te ayudará a enfrentar la prueba con más opciones de aprobar porque controlarás mejor los tiempos y la rutina.
4. Atrévete a hacer preguntas
No tengas miedo ni vergüenza a realizar preguntas en clase. Consulta tus dudas en clase e involúcrate en el proceso de aprendizaje de forma activa, en lugar de sentarte a escuchar pasivamente al profesor y no cuestionarte las cosas.
5. Estudia regularmente
Esto es lo más difícil de conseguir por la gran mayoría de estudiantes. Tendemos a dejarlo todo para el final y realizar largas y pesadas jornadas de estudio no es recomendable para ningún alumno porque de este modo no se trabaja adecuadamente la memoria a largo plazo. Si pones a prueba tu conocimiento de forma regular, los resultados serán exponencialmente mejores y el estrés se reducirá al mínimo.
6. Aprende de tus errores
Ser autocrítico y analizar tus fallos es un gran ejercicio del que se pueden sacar grandes aprendizajes y cosas muy positivas. De modo que te animamos a echar la vista atrás para repasar tu rutina de estudio o cómo te enfrentaste a un examen. A partir del análisis de tus fallos encontrarás la manera de no volver a repetirlos.
7. Las pausas para el descanso son sagradas
Otro hábito básico pero poco practicado. Son muchos los estudiantes que en los días anteriores al examen concentran todo el esfuerzo que sería conveniente repartir entre un plazo de tiempo más extenso. A veces menos es más y este  es uno de los casos. De modo que para sacar más partido al tiempo que pasáis delante de vuestros apuntes, es recomendable que hagáis pausas en vuestros periodos de estudio porque está demostrado que la mente se agota y no rinde si no se le da un respiro.
8. Duerme lo suficiente

Este último consejo está relacionado con el punto anterior, ya que también es muy importante combatir el cansancio con una buena gestión del sueño. Si descansas adecuadamente, tu cerebro asimila mejor lo aprendido. Y por desgracia, el sueño es precisamente uno de los aspectos que más sacrifican los estudiantes en época de exámenes cuando sienten que les faltan horas para el estudio. Esta práctica sin embargo es muy contraproducente para asimilar lo estudiado. Así que a dormir las horas que cada alumno necesite para luego estar bien despierto cuando estudie, sean 6, 7 u 8 diarias.

sábado, agosto 20, 2016

A lotería da indecencia

Visto en "Mujeres sin descafeinar":

Sobre a non liberdade das mulleres. Conseguirémola a base de respecto e solidariedade entre nosoutras.


venres, agosto 19, 2016

Cambiando a Disney

O ruso Andrew Tarusov imaxina o aspecto das películas Disney se fosen dirixidas por Tim Burton.
Nós vímolo en Cultura Inquieta.














sábado, agosto 13, 2016

CONFIGURACION XEOPOLITICA DA GALIZA

Topamos esta información tan interesante aquí.


Sobre dos moitos erros -intencionados ou non-, cometidos pola historiografía, hai un moi rechamante: é o de proclamar, vinte séculos despois, Provincia romana a HISPANIA. A realidade é teimuda e sabemos que os romanos dividiron a Península Ibérica en distintas ocasións asegún os seus propios intereses.

“No século III, a primeira Galicia, e falamos da Galicia institucionalizada, é dicir, da Gallaecia romana, comprendía o cuadrante noroccidental da península e repartíase nos tres coñecidos conventos xurídicos : o bracarense, o lucense e o asturiciense. Nesta distribución xeográfica a Galicia actual coincidiría aproximadamente, salvo en certas áreas estremeiras, co convento lucense” Así escribe ANSELMO LOPEZ CARREIRA, no seu capítulo do libro colectivo coordinado por Isidro Dubert, e que seguimos neste comentario. Facemos fincapé en que o autor especifica que está a falar da Galiza institucionalizada, xa que a outra Galiza, a dos castros a da civilización céltica, sobre a que os romanos, poida que tivese certa orgaización, pero que se sepa non chegaron a ter institucións que abarcasen a todo o territorio chamado hoxe galego.

A comenzo do século IV- no ano 305 d.C.- o emperador Diocleciano, reestructura o Imperio, creando a provincia de Gallaecia. Co que a Galiza institucionalizada polos romanos, anexionábase “o convento cluniaciense, na submeseta norte, soar da futura Castela”. Lémbranos Anselmo que agora nesta ampliación dentro da chamada Gallaecia, xa hai pobos que non son propiamente galaicos.

No 411 entran os suevos e desprazan os marcos da Galicia histórica cara ao sur do río Douro, en terras que coa orgaización romana eran a Lusitania.

No século VII, Galiza formando parte do reino visigodo,  volta a ser o que era na Gallaecia romana, xa que o metropolitano de Mérida reclamou e así se lle reconoceu que as sés de Idaña, Coimbra, Viseu e Lamego, eran lusitanas e non galaicas.

Pero no século VIII, desaparecido o reino visigodo, e nos dous seguintes séculos, ” a Galicia que reaparece entre unha documentación escasa e confusa vese outra vez notablemente ampliada, acorde territorialmente  coa establecida en época sueva, ou incluso algo aínda maior, pois ese vai ser o nome aplicado a todo o ámbito cristián do norte peninsular, excepción feita dos diminutos señoríos pirenaicos dependentes do imperio franco”. Comenta López Carreira, que  isto supón desbotar a teoría da fractura histórica, da perda de España, tras da invasión musulmá, xa que o reino de Galicia, que comprende casi todo o norte peninsular, non soio non despareceu senón que mesmo se ampliou.

” Será no século XII cando aquela área extensa que cómpre designar como Reino de Galicia se fracture de forma definitiva, cando se consolidan distintos espazos de poder feudal nas diferentes parte que o integran”. Será neste século no ano 1157, nace o reino independente de Castela, e no 1139 Afonso Enríquez é proclamado rei de Portugal. ” A partir desas datas a Galicia da época xa coincide coa Galicia actual, unha vez desaparecida definitivamente a antiga concepción  territorial procedente da Gallaecia romano-sueva. Fica a excepción do territorio berciano, que será galego ata finais do século XV, cando se lle confisca aos condes de Lemos e se constitúe nel o marquesado do Bierzo ou de Vilafranca e Ponferrada, que pasa ao dominio directo da coroa castelá”

E como remate no ano 1833, Galicia pasa de ser denominada reino, e divídese en catro provincias. Para o autor que estamos a seguir no comentario, é estraño que despois de tantos séculos nos documentos e dunha época de grande esplendor como foi o románico e a producción lírica medieval, o reino de Galicia desaparecese “dos anais do medievalismo peninsular nos inicios do XX, un fenómeno en extremo rechamante e digno de reflexión”. Cousa que para un que esto suscribe lémbralle aquela frase de Nebrija, la lengua es compañera del imperio, e o imperio escribe a súa propia historia na súa propia lingua. Por iso ten razón o Anselmo, cando reflexiona no artigo ao que voltaremos noutra ocasión, que a culpa tamén é dos galegos, por non ter escrito antes a nosa propia historia.

venres, agosto 05, 2016

Ilustracións de Marco Melgrati

En Cultura Inquieta amósannos de cando en vez ilustracións moi significativas, coma neste caso, que nos achega algunhas obras de Marco Melgrati, quen realiza unha crítica ao estilo de vida actual nunha serie de desesperanzadoras ilustracións, onde hai deshumanización, poder, individualismo, soidade...