Vivimos
en una cultura donde el mito del amor
romántico y los tópicos que le rodean, adquieren tintes de verdad absoluta.
Me gustaría hablar de algunas de las mentiras del Amor romántico que, según mi opinión, todavía siguen vigentes. Para hacerlo parto de una pregunta que siempre me he formulado:” Si la religión es el opio del pueblo, ¿el Amor es el opio de las Mujeres?”.
Me gustaría hablar de algunas de las mentiras del Amor romántico que, según mi opinión, todavía siguen vigentes. Para hacerlo parto de una pregunta que siempre me he formulado:” Si la religión es el opio del pueblo, ¿el Amor es el opio de las Mujeres?”.
Ante
todo hay que decir que las mujeres recibimos una educación sentimental más
intensa y distinta de la que reciben los
hombres. Desde muy niñas, a las mujeres nos educan para el amor. Nos inculcan
socialmente, no necesariamente nuestros padres o la familia más cercana, sino
la iglesia, los medios de comunicación, las vecinas, una tía que vive en
Alicante o en Navarra, la publicidad, los libros, nuestros compañeros de
clase etc...etc., que todas las
vivencias existenciales de cualquier mujer deben subordinarse a él. No hay vida
para las mujeres más allá del “Amor”.
Y las
mentiras para que las mujeres no se aparten del “redil del amor” son muchas,
sin embargo, yo solo voy a hablar de las más comunes:
Nos
han vendido un amor idealizado.”El amor lo puede todo” un amor basado en la entrega
y el sacrificio.
“El
amor es ciego”. Nos hacen creer que el auténtico amor no se cuestiona.
“No
hay amor sin sufrimiento” .En las
telenovelas y en otras historias
escritas únicamente para consumo de las
mujeres se insisten una y otra vez en
temas sobre amores no correspondidos. Todas hemos oído historias de amor en las
que la heroína sufre por amor como si
esto fuera lo normal y no hubiera amor sin sufrimiento. Son historias
centradas en la conquista del hombre perfecto y si ese hombre no existe o no lo
encuentra, cualquiera puede servir para el experimento conocido como”a éste lo cambio
yo”. Sin ver que el amor es una forma de alegría, o no es amor. Sin ver que el mar está lleno de peces y que hay otros
esperando a ser conocidos. Sin ver que
si alguien no te quiere, no te quiere y punto.
”No
hay amor sin celos, cuanto más celos más te quiere”.Sin cuestionar que alguien
que de verdad te quiere confía en ti y que existe un amor del respeto y de la
complicidad que se basa en la verdad y no en las mentiras.
”La
dependencia emocional de las mujeres hacia los hombres es normal”. Como si el
destino de las mujeres fuera
exclusivamente amar, y el mundo de los hombres, en cambio, fuera por
derecho propio, más amplio, más ancho y ajeno, y el amor solo formara una
mínima parte de él.
”Estamos
hechos el uno para el otro".El mito de la "media naranja" o de
las "almas gemelas", que nos legó Platón cuya consecuencia es la
premisa de que si no estamos en pareja nuestra identidad no se ha completado.
Lo que lleva a muchas personas, sobre todo mujeres sin pareja a tener una mirada frustrante de
la vida. Azuzada por los miedos a las palabras del imaginario femenino
ancestral:”Te vas a quedar para vestir santos” ”Una mujer no puede vivir sin un
hombre al lado” “Serás una solterona y nadie te querrá”. Cuando lo que se tenía
que hacer hincapié es en la idea de que no somos medias naranjas, somos
personas enteras.
Otra
mentira muy extendida es la idea de que el amor-pasión es “irracional”, y que
una es un juguete del destino, lo que crea en los enamorados la ilusión de que
son más víctimas que responsables de las historias que resulten de ese
sentimiento. Se desvincula, así, todas sus acciones de la responsabilidad y de
la ética. Hay que añadir que en Occidente,
cuya cultura predominantemente es
racional, se reserva el amor como un espacio abierto a la locura y la irracionalidad.
Resumiendo:
Todo en la vida de una mujer se pone ya desde niña en función de la obligación
del amor. Y no precisamente en la
obligación del amor de los demás hacia ellas,
no, sino en el amor incondicional de
ellas hacía los demás. Hacia los padres,
(existe en el imaginario social
colectivo la idea de que son las mujeres quienes deben cuidarlos), amor a los
hermanos (las hermanas haciendo de madres, aunque sean incluso más pequeñas),
amor a los hombres, sin exigir ser
correspondidas, amor incondicional a los hijos sin contrapartida. En fin,
amantísimas hijas, hermanas, esposas y madres. Y no es que yo piense que el
amor está mal, lo que está mal es la obligación de amar que se nos inculca a
las mujeres. Si la obligación de amar fuera compartida por todos los
miembros/as de la sociedad, me callaría. En cuanto a la pregunta que me
formulaba al principio, si el Amor es el opio de las Mujeres, mi respuesta es
clara. Sí, creo que el amor es la religión de las mujeres y como toda religión sirve de analgésico, sedante y anestésico para
que las mujeres no se rebelen.
Por
cierto, quienes creo que ya se han rebelado han sido las perdices. Están
luchando en contra de los finales felices. No quieren ni oír hablar del famoso “Y
fueron felices y comieron perdices”
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